

Tomar la decisión de dejar las pastillas de planificar no fue nada fácil.
Me tomó más de 12 meses estar segura que había sido la mejor decisión para mí, aunque el mundo médico tradicional estuviera en contra.
1 año antes de hacerlo, había empezado a hacerme baños vaginales, vaporizaciones, rituales de útero y a tomar té de plantas para la mujer, todo esto sin ningún propósito claro, más allá del de experimentar y aprender.
Lo que no sabía, es que todo esto sería fundamental en lo que estaba a punto de vivir.
Todo lo que había investigado decía que: cuando dejas de planificar el acné vuelve, los cólicos son más intensos, hay más dolor, inflamación, sangrado abundante, descontrol en el calendario menstrual…
Estaba aterrada de todo lo que encontraba en internet, pero curiosamente me sentía preparada para hacerlo.
Así que me di tiempo, dejé de presionarme y lo hice a mi ritmo.
El día que por fin me sentí segura de dejar las pastillas, esperé mi siguiente periodo y lo ofrecí a la tierra, hice un ritual, vaporizaciones, le canté a mi útero, me puse flores, me pinté el cuerpo y le pedí que fuera muy amoroso en este nuevo camino que íbamos a iniciar.
A partir de allí empecé a probar alimentos como el yogur griego con remolacha o cúrcuma, la kombucha, las semillas, la maca, adaptógenos, hongos y algunas plantas para mejorar mi ciclo menstrual.
Seguí con las vaporizaciones e incluí danza de vientre para mover mis caderas y soltar cosas que aún seguían (y siguen) guardadas ahí.
Descargué una aplicación para entender mejor mi ciclo menstrual y tomé asesoría con una terapeuta especialista en salud menstrual, que trajo a mi vida el ciclo de semillas y otros tips para regular mis hormonas, el acné y trabajar en mi SOP (síndrome de ovario poliquístico) de forma natural.
Días previos a mi menstruación, hago vaporizaciones para calentar el útero, preparo bebidas con canela, rosas y miel, me ejercito sin peso, bailo, hago tapping y consumo más proteína.
Aún tengo acné pero es fácil de llevar, el primer día me dan cólicos pero cada vez son más suaves, mi sangrado no tiene olor, dejé de tener infecciones vaginales, no tengo dolor durante mi ovulación, la inflamación ha bajado y los episodios de depresión y ansiedad se redujeron bastante.
No ha sido fácil.
Lloré mucho los primeros meses principalmente por el tema del acné. Pero estoy convencida que ha sido la mejor decisión que he tomado.
Es un proceso que te pide paciencia, empatía contigo y mucho amor para tomar las mejores decisiones y elegir la forma en que quieres hacerlo.
Sé que hay muchas formas de transitar este cambio, esta ha sido mi forma, aún hay mucho por hacer, pero honro lo que he logrado, agradezco los espacios que me he regalado porque han sido momentos para volver a conectar conmigo y celebro cada nuevo aprendizaje que llega a mi vida, porque me permite mirarme con más asombro, con más amor, con más bondad.